Mari Jungstedt, una de las
más populares escritoras de novela negra nórdica, nos trae una nueva entrega de
la serie de Gotland protagonizada por Anders Knutas, Karin Jacobson y Johan
Berg.
¿Qué relación hay entre
un atraco del presente con unos asesinatos del pasado? Esta trepidante novela
policiaca se adentra en los traumas de la infancia y en cómo su sombra puede
alcanzar el futuro.
Una mañana de finales de verano tres encapuchados
atracan un banco a mano armada en pleno centro de Klintehamn, una pequeña
localidad en la costa oeste de la isla de Gotland. En su huida en un coche
robado, los ladrones atropellan a una niña de seis años. Cuando la Policía
da con la casa de campo abandonada donde se ocultan, encuentran el cadáver de
uno de los delincuentes, pero ni rastro de los otros dos miembros de la banda.
El comisario Anders Knutas y su compañera Karin Jacobsson se encargan de
la investigación. Para empezar, solo cuentan con dos datos que pueden ser
de ayuda: el primero es que, según un testigo del robo, uno de los ladrones
era una mujer, y el segundo, que existen conexiones con los clubes de
motoristas de Gotland. Cuando ninguna de estas pistas da sus frutos, Knutas
decide retomar un caso ocurrido hace años. Por su parte, el
periodista Johan Berg empieza a hacer su particular aportación al caso,
pero no puede sospechar que la tragedia está a la vuelta de la esquina.
Impresiones
Es la novena novela de esta saga y aunque se puede
leer independientemente, yo recomiendo leerlas en su orden. La investigación
principal de las novelas empieza y termina en cada entrega, pero los temas
personales van evolucionando en cada una de ellas y, sin ser lo más importante
de las tramas, sí que es interesante conocer de antemano ciertos detalles, además
vas cogiendo cariño a los personajes que novela tras novela van apareciendo de
forma habitual.
Si seguís la serie ya conocéis a los personajes
principales: al comisario Anders Kuntas al que vamos a ver haciendo frente no
solo a los problemas de la investigación sino también a sus propios problemas
personales; a sus ayudantes Karin Jacobson (y sus dilemas amorosos) y Thomas
Wittberg; al técnico de la científica Erik Sohlan; al portavoz de la policía
Lars Norrby, a Kihlgärd; al periodista Johan Berg (una funesta noticia le
puede complicar un poco la vida) y a su cámara Pia al frente de una
investigación paralela, a veces ayudando y otras entorpeciendo.
Como en muchas de las novelas de estilo nórdico, los
motivos de los asesinatos hay que buscarlos en el pasado. De ahí los dos hilos
argumentales que encontramos en la novela: presente y 1994.
El estilo narrativo de la autora es ágil, dinámico,
fácil de leer, muy entretenido. Capítulos cortos y mucho diálogo. La trama está
bien trazada y el misterio, aunque previsible (desde casi el principio adivine
quien era el asesino y el por qué lo hacía), te mantiene enganchado. La autora
con su forma sencilla de narrar la historia sabe mantener la intriga y hace que
no quieras parar de leer.
Y al final del libro tenemos una sorpresa. No sé si
sabéis que la autora ha iniciado una nueva saga junto a su marido, Ruben
Eliasse, ambientada en Gran Canaria. Con la publicación de su primer (y único
libro en estos momentos), Mar de Nubes,
contaron que, posiblemente en próximas entregas, un personaje de la serie de
Gotland haría un cameo. Yo creo que lo tenemos cerca, pues un personaje de La cuarta víctima va a tener que viajar
rumbo a España. Y ahí lo dejo.
Si os gustan las novelas negras de estilo nórdico,
esta es vuestra novela; novela muy entretenida que engancha desde el principio
y con unos personajes que poco a poco le vas cogiendo cariño.
Le he dado 3 estrellas en Goodreads.
Nos leemos,
Ayla