El hombre de tiza, de C. J. Tudor

Hay juegos que solo tienen un final posible.

Un thriller oscuro e inteligente.

Echando la vista atrás, todo comenzó el día del terrible accidente durante la feria, cuando Eddie, de doce años, conoció al Hombre de Tiza.

Fue el Hombre de Tiza quien le dio la idea de los dibujos: una manera de dejar mensajes secretos entre el grupo de amigos.

Fue divertido hasta que los dibujos condujeron al cuerpo sin vida de una niña.

Sucedió hace treinta años y Ed pensaba que todo había quedado olvidado.

Sin embargo, recibe una carta que contiene solo dos cosas: una tiza y el dibujo de un muñeco.

La historia se repite y Ed se da cuenta de que el juego en realidad nunca terminó...

Todos tenemos secretos.
Todos somos culpables de algo.
Y los niños no son siempre tan inocentes.

La autora

C.J. Tudor vive con su familia en Nottingham, Gran Bretaña. Ha desempeñado diversos trabajos a lo largo de su vida: presentadora de televisión, redactora o paseadora de perros. Ahora es feliz dedicándose a escribir libros.

Impresiones

Eddie Adams nos cuenta en primera persona lo que les ocurrió, a él y a sus amigos (Metal Mickey, Hoppo, Gav el Gordo y Nicky), hace 30 años, cuando encontraron el cuerpo sin vida de una chica en el bosque. En aquella época solo tenían 12 años y se inventaron un lenguaje secreto para comunicarse entre ellos dejándose mensajes con tiza en el suelo delante de sus casas, lenguaje secreto que parece conocer el asesino.

Es un libro que hay que leer conociendo lo mínimo. Está dividido en capítulos cortos, que se alternan entre el presente (2016) y el pasado (1986). La autora nos va dando pistas de todo lo que sucedió y lo que está sucediendo en el presente, hasta que al final sabremos que pasó realmente en 1986 y cómo influyó a los cinco amigos en sus vidas.

Para ser sincera es un libro que está bien escrito, pero que a mí no ha llegado a convencerme. Esperaba mucho más con esa sinopsis y no ha cumplido con lo que parecía prometer.  No ha logrado engancharme del todo, ya que el ritmo es más bien lento y parece ir contando las cosas poco a poco, sin casi emoción, o esa ha sido mi sensación. Es verdad, que está bien resuelto y que al final tiene un giro que no esperaba, pero, aunque no es muy extenso (352 páginas), se me ha hecho un poco largo y lo que quería era terminarlo lo antes posible.

En conclusión, es un thriller lento, que a mí no me ha enganchado, pero que no se lee mal y que debido a mis altas expectativas no ha logrado convencerme. Ello no quita, para que a otras personas no les guste el libro. Es solo mi sensación.

3 estrellas en Goodreads

Nos leemos,

Ayla